Breve paseo sobre la visión femenina de Carmen Ollé a partir de noches de adrenalina
Carmen Ollé Nava realizó sus escritos en base a la época en que se desenvolvió con plenitud, se habla de los años 70 - 80, época en que el feminismo mostró mucha presencia y que tenía gran relación con los procesos de modernización, así que las ideas de Ollé surgen a partir de una visión conflictiva de las relaciones hombre – mujer, motivo por el cual se tiende a categorizarla como escritora feminista.
El centro de la mujer Flora Tristán da este concepto de feminismo: “El feminismo, históricamente, parte por redefinir la realidad desde una mirada diferente, sin la distorsión de la mirada patriarcal desde una situación privilegiada…” (Cevasco, 2004, pág. 3)
En Noches de Adrenalina, Carmen Ollé asume la posición de mujer marginada y por tanto expresa esta posición, tal como lo dice Bethsabé Huamán en uno de sus ensayos “…Carmen Ollé asumió una estrategia diferente, no el subterfugio[1] sino la subversión, ella denuncia, ella no se mimetiza con una voz masculina para pronunciar una voz antimachista por el con contrario asume su posición femenina marginal y desde allí proclama un discurso altamente crítico…” (Literatura y Género, 2001)
Ollé hace referencia constantemente y de forma muy latente, la superficialidad que el mundo dominado por hombres, el mundo machista, ha creado en la mujer y partiendo de su propia experiencia y sentir, manifiesta el pensamiento y vivencia de muchas mujeres de la época, que incluso han llegado a sentirse como un objeto más de sus hogares.
También hace manifestación de la libre expresión sexual, mostrando la naturalidad y porque no, belleza en que una mujer, hable abiertamente sobre temas en que hasta el momento solo eran atribuidos como temas de caballeros.
Nos muestra y explora el mundo interior femenino y hace sentir la desilusión y amargura que por momentos siente.
El motivo de este ensayo es mostrar y explicar a partir del poemario Noches de Adrenalina cuan presentes se hacen estos puntos.
“…30 años irreversibles
2 ó 3 décadas de recuerdos como islas de piedra
la edad en que si no avanzamos o nos movemos hacia una
meta nos devorarán las generaciones...”
(Noches de Adrenalina, pág. 18)
Este fragmento a secas muestra que a cierta edad una mujer se siente en declive ante un mundo lleno de lo superficial, pero Camen Ollé está acostumbrada a usar la ironía en sus versos y lo que realmente está haciendo en ensalzar la posición de la mujer, haciendo entender que a partir de los 30 las mujeres están en pleno auge, como misma campaña de una conocida marca en la que se dice: Los 50 son los nuevos 30. Así que a partir de esta edad la mujer se muestra como una “propuesta” más interesante y que puede ser totalmente independiente.
“…La enfermera me da los precios de los dientes
-Los dientes han subido- me avisa con firmeza
-¿también los esqueléticos?-
Ahora me costaría un ojo de la cara recomponer mi belleza…”
(Noches de Adrenalina, pág. 17)
En noches de adrenalina se hace uso constante de esta superficialidad (de forma irónica) que nace en base a la necesidad de sentirse joven, de sentirse útil en esta sociedad en que si no estás casada con un hombre, no eres una buena mujer, una sociedad en que lo bonito es lo que vende, y en que la parte intelectual (en las mujeres) no era muy vista, pero también muestra el uso del cuerpo como arma importante para beneficio femenino.
“…Desde que me desvestí hasta que emergí de la tina no he
tenido oportunidad de verme más que ligeramente en el espejo
una rápida imagen de mí que desde temprano es sólo un cuerpo
habitual como los objetos de casa salvo si son solo nuevos
y nos hacen permanecer unos minutos entregados a su contemplación
antes de echarlos a su mecánica…”
(Noches de Adrenalina, pág. 34)
Nuevamente se hace mención del mundo patriarcal en el que se ve envuelta la mujer, dicha dominación convierte a las llamadas sexo débil a que se encarguen solo de ciertos asuntos, que sean vistas, solo para satisfacer al hombre sin oportunidad de expresar que es lo que desean, que se encarguen de tener hijos y el cuidado exclusivo de estos y también de las labores domésticas, estos cargos dados a la mujer son rechazados por Carmen Ollé quien hace relucir que una mujer no es ese instrumento que el hombre puede usar y someter a su antojo, que una mujer no solo sirve para reproducir a la especie humana sino, que una mujer es plena en cuerpo y alma.
En el fragmento dado se hace presente la sensación de solo ser vista como algo más de un mundo que hasta la actualidad no le da a la mujer la igualdad para con los hombres.
Pero también existe un asunto muy cierto que dicha igualdad no podrá existir hasta que la mujer también deje de verse en esta posición de desigualdad y siga comparándose con un hombre, porque somos seres totalmente distintos, la mujer tiene que empezar a verse simplemente como lo que es, un ser humano.
Este es uno de los ejes que mueve noches de adrenalina, mostrar la humanidad de la mujer.
Respecto a la parte sexual, Ollé da expresión de este aspecto con mucha naturalidad, queriendo sacar a relucir la importancia del deseo en una mujer, que este deseo no solo debe quedar encerrado en una misma, sino mostrarlo con libertad plena.
Que una mujer Hable de sexualidad no deber ser un tabú, y Ollé forma parte de esta liberación sexual que no solo buscaba la igualdad sino reivindicar el cuerpo humano como parte integral de la condición humana y como ya es bastante claro cuestiona el papel tradicional que la mujer venía llevando.
En noches de adrenalina se rompe con el erotismo hermético[2] que otras poetas como Amarilis o Lola Thorne usaban.
“…No puedo contemplarla sino gracias al espejo o en sus ojos
en su mirada excitada que indica una curva
un viraje de la cintura hacia las nalgas
un lomo erecto y soy la que mueve alrededor de su eje
mientras el reflejo que me brinda no me pertenece
él es autor del instante en que mi cuerpo es su placer
y apenas iluminada por la lámpara esta desnudez no es
sino del deseo…”
(Noches de Adrenalina, pág. 33)
Noches de adrenalina es un claro reflejo de los pensamientos femeninos, y es un manifiesto de cambio, no solo por parte del hombre hacia la mujer, sino también que la propia mujer haga una mudanza de pensamientos, de visión sobre el papel que quiere representar en la sociedad, el poemario de Ollé, sirve como gran ejemplo de este cambio.
Carmen Ollé ha dejado, más que un poemario un conjunto de críticas dirigido a la sociedad machista.